HAN VUELTO
Ricard nace en Rubí, Barcelona. Hijo único, ya que sus padres se unieron en matrimonio en edad tardía. Su padre murió con 33 años asesinado por una fábrica, como decía su mujer. «Maldita fábrica que nos lo ha matado. A ti, hijo, no te matará una fábrica mientras yo pueda evitarlo». La posguerra en Rubí no genera tanta miseria como en otras partes de España, ya que es el centro de un triángulo industrial. Sus abuelos tenían una finca en la Font de ferro, que van vendiendo en parcelas a los emigrantes que llegan para trabajar en la industria que se está generando a marchas forzadas devorándolo todo. La industria se está comiendo los frutales que plantaron después que la filoxera se comiera las viñas. En poco tiempo los campos de labor pasan a ser polígonos industriales. Hasta 1950, que muere su padre, la vida de Ricard es como la de cualquier niño viendo como todo se transforma a su alrededor, con la ventaja de que tiene a su perro, Thor, que por desgracia muere poco después que su padre. Manolo, un andaluz sensible con la suerte de los animales, hace de tutor y segundo padre de Ricard, y lo introduce en la defensa de los animales. En realidad, en Rubí en esa época estaba todo por hacer, pero la prioridad de la gente no era la defensa de los animales, ni la ecología. Ricard, de la mano de la Burguesía Identitaria, que ve negocio en la defensa de los animales y la naturaleza, comienza una aventura increíble. Esta es la historia de los comienzos de la concienciación, que genera una voluntad férrea en grupos minoritarios de los barrios obreros.