«Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida». Michael Houellebecq
Los días en que las altas temperaturas fueron las protagonistas, van cediendo su reinado a un otoño que se está presentando más frío de lo habitual. Es por este motivo y pensando en que los días son cada vez más cortos, es que hemos publicado estos dos nuevos títulos que os podrán acompañar tanto de día como de noche, en horas de lectura y en aquellas que os robéis al reloj, para acompañaros de una buena historia.
Os recordamos que aún se encuentra abierta la recepción de manuscritos que participarán en el II Premio de Poesía y Novela: Avant Ciudad de Ceuta. Consulta las bases en este enlace.
Un cementerio que fue bosque, Joaquín de la Torre
Hay algo más en los naufragios que los signos de la locura y el horror. En Un cementerio que fue bosque, primera novela de Joaquín de la Torre, la experiencia del naufragio se traduce en un desplante de prosa voyeur: el galeón La Santa sucumbe al vientre del mar y revela, en su agonía, los rostros de su tripulación, hombres a los que Dios o el azar reservó el oscuro don de ser verdugos y víctimas mientras contemplan la muerte de los que amaron o imaginaron amar.
Estas páginas no revelan una tragedia, sino su metáfora: una nave que en su desgracia evoca aquellos barcos que se hunden tierra adentro, entre canciones que los disuaden de zarpar. A fin de cuentas, Un cementerio que fue bosque describe la mecánica oculta en la impronta que Baricco planteó al escribir «¿a qué nos referimos cuando decimos mar?».
¿Dónde está Sirio, mamá?, Bárbara Darder
Martina tenía un sinfín de razones para divorciarse; sin embargo, mantener la sumisión secular propia de las mujeres, seguir dentro de normas sociales establecidas, era la manera de ser menos diferente; continuar con su matrimonio una forma de disculpa por haber traspasado el techo de cristal que impedía ejercer puestos directivos a las mujeres.
Pero hay sucesos que son como el movimiento del agua del mar sobre la playa. Inquietud permanente que arrastra piedras y algas, que azota con fuerza la arena según los cambios lunares. Y, cuando menos lo esperaba, ocurrieron una noche perfumada con olor a jazmín y que ella había borrado de la memoria.
“Pero ni el mayor acceso melancólico por cambiar el pasado podría proporcionarme una madre como la que me hubiera gustado tener: una madre que empujara el columpio del jardín de los abuelos, que me enseñara a nadar sin flotador, pasear con ella entre los veleros del marítimo mientras lamía un cucurucho de helado, comprar el primer sujetador juntas, hablar de cómo se metían los niños en las tripitas de las mamás. Hablar. Compartir. Un modelo a seguir”.
Tres mujeres diferentes. La lucha contra el poder patriarcal. Tres épocas sociales diferentes. La trama en la que Martina podrá reconocerse.
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