Sinopsis
Con un discurso poético reflexivo, el autor describe ausencias, despedidas y regresos asido a una isla donde intenta resistirse a ser parte del tiempo, alargar el insomnio, perder el deseo, ser exactamente el mismo que se esconde y comenzar de cero sin marcharse del lugar donde padece, aferrado a una última promesa: el regreso a casa, el único sitio donde inevitablemente los días descienden sobre nosotros para habitarnos. Rosa Más Calaña.
Reseña
Cuando toda circunstancia ajena a la sobrevida parece expatriada del corazón humano, Osmari Reyes apuesta por un libro hecho de tiempo y memoria. ¿Qué utilidad puede tener un cuaderno de poesía en medio de una pandemia que se ha cobrado ya más de doscientas mil almas? ¿Por qué en mi confinamiento debería elegir precisamente estas páginas y no otras?
Bajo el título Los días que descienden sobre nosotros para habitarnos, la española Avant Editorial provoca a los lectores, asumiendo la arriesgada maniobra que es toda publicación. En poco más de 70 páginas Osmari Reyes despliega el mapa de su trayectoria vital y nos permite echar un vistazo. Sus poemas se afincan en un verso prolongado que husmea en las zonas limítrofes de la prosa poética, y donde el tiempo se convierte en inobjetable protagonista.
Aleatoriamente me estaciono en ciertos pasajes memorables: Hoy es otro día a la puerta de algo, /a segundos del tiempo, /a solo pasos del paso. /La ruptura llama desde sus cavilaciones, /desde la raíz del odio a la ciudad enferma. Y es que la poesía cuando se produce, contiene en sí los gérmenes de lo intemporal y lo profético. Vuelvo a detenerme arrinconado por los versos que concurren como jauría al servicio del poeta: deslumbrarse ante lo simple, / presentir que la muerte no es ajena ni es ausencia. /Mirar por encima del hombro, / ver a los que nunca despiertan.
La impresión es que el texto está generándose frente a los ojos de quien lee, en diálogo constante con lo inmediato. Osmari crea una grieta temporal, un agujero de gusano para ir y venir desde su realidad a la nuestra como a través de una autopista. En su proyecto se entrecruzan el pasado de la creación poética, el presente del libro físico o electrónico, y el futuro del lector potencial. No hay que proponerse nada más en la escritura, esa superposición de planos es un logro que necesitamos celebrar.
Los hombres no son los que habitan el tiempo, es el tiempo quien escoge sus humanos guardapolvos ante un nutrido vestidor. El poeta habitado por un tiempo convulso, discontinuo, a veces vertiginoso, a veces coagulado, nos deja testimonio de su existencia. La poesía será siempre una herramienta de sobrevida.
Moisés Mayán Fernández
Algunos datos biográficos del autor de la reseña:
Moisés Mayán Fernández (Holguín, Cuba, 1983): Licenciado en Historia. Poeta, narrador y editor. egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso (2003). Entre los premios de poesía obtenidos se encuentran, Mención en el Premio David de la Uneac (2007), Premio Ciudad del Che (2007 y 2013), Premio Gastón Baquero (2010), Premio X Juegos Florales, Matanzas, (2011), Premio De la Ciudad de Holguín (2012), Premio Mangle Rojo, (2017), Premio Calendario (2018), Premio Regino Boti (2008 y 2018), Premio Manuel Navarro Luna (2018), Premio José Jacinto Milanés (2018), Premio La Gaceta de Cuba (2019), Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara (2019), y Premio Fundación de la Ciudad de Nueva Gerona, (2019). Tiene publicados los libros de poesía Fábula del cazador tardío (La Luz, 2007), El monte de los transfigurados (El Mar y la Montaña, 2009), Cuando septiembre acabe (La Luz, 2010), El cielo intemporal (Ediciones Holguín, 2013), Raíz de yerba mate (Cuadernos Papiro, 2015), Estética de la derrota (Áncoras, 2017), El factor discriminante (Casa Editora Abril, 2019), Mentalidad de enjambre (Ediciones Matanzas, 2019), y Carga al machete (El Mar y la Montaña, 2019). Muestras de su obra aparecen en numerosas antologías en Cuba y en el extranjero. Es miembro de la Uneac.