A pesar de no haber destacado en su época académica, decide montar una empresa a los 18 años. Después de muchos y haber cerrado el ciclo comercial y empresarial en su vida, comienza a escribir cuentos para su hijo. Así descubre un gusto por la escritura que lo llevará a seguir creando e imaginando relatos de diverso género, publicando su primer libro de relatos cortos. En su primera novela larga, El aroma de las cartas de la Tata Rosa, descubre que el gusto por la escritura se ha convertido en una pasión.