Por la profesión de su padre, militar, vivió en una Batería de Costa a cinco kilómetros de Tánger, en Punta Altareq, donde convivió con los musulmanes de las cabilas cercanas. Allí conoció su nobleza y su espíritu combativo, que ha guardado siempre como un tesoro a lo largo de su vida. Su profesión, como la del padre: militar, le ha llevado a vivir en diversas ciudades del país. Ahora, ya en la reserva, dedica el tiempo a su otra pasión: la literatura.
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