Manuel suele ir al revés de la corriente, se aburre, es un hombre a la media entre un ganso y el lagarto. A veces piensa que todo es pasado, que nada queda y nada volverá a ser. Es entonces cuando en un balcón al mar de la isla del andar despacio, se le aparecen las sirenas de Ulises con sus cánticos tentadores. Tiene mucho tránsito vivido, está a vuelta de casi todo y pocas cosas le impresionan. El tiempo ha logrado que sea más tranquilo, ahora tiene otra visión de las cosas.
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